Los preparativos del acontecimiento estuvieron muy bien, españoles se desesperaban por su llegada ya que estaban impacientes. Por fin, tras vicisitudes sin cuento que sería prolijo referir, Carlos de Austria o de Gante, soberano de flandes, que iba a ser el primer rey de España. Y ese primer rey de España, después de los reyes católicos, tan enraizados en la entraña nacional, iba a ser, por ironía del destino, un príncipe extranjero. Su mismo nombre,Carlos era extraño a la nómina regia de los Alfonsos y Fernandos, los Sanchos y los Enriques.
Y así, en prolongada y penosa incertidumbre por parte y parte, transcurrió todo el año de 1516 y casi la mitad del 1517, hasta que sin más dilacion, resolvió el rey convocar a los diputados de los estados de su país a una asamblea, que hubo de celebrarse en su ciudad natal de Gante el 21 de junio.
El embarque: hubo mucho ajetreo durante el domingo, tanto en Middelburgo, como en Arnemuiden, frente al cual yacían anclados los navios, para transportar apresuradamente los bagajes a bordo y a provisionar la flota. El lunes salieron de Arnemuiden, a la meridiana, el medio centenar de bajeles alli retenidos con el fin de estar a buena hora en el puerto y abra de Flessinga. Desde Middelburgo llegaron, por la tarde todos los que le acompañaban, embarcándose, conforme a lo dispuesto, al ponerse el sol, y no saliendo de sus barcos hasta que estuvieron en España. La flota era digna de verse, compuesta de unos cuarenta poderosos navíos y de otras embarcaciones ligeras.
La partida: Martes, 8, y primer día del viaje. Fiesta de la Natividad de nuestra señora.La Nao Real, con arreglo a las Ordenanzas, dispara tres cañonazos y uno el barco del almirante, señal convenida para que todos los navíos de la flota se den a la vela.
De la flotilla de barcos ligeros con que contaba la armada ya habían salido algunos la noche anterior para explorar el paso de calais y señalar la derrota.
El navío del rey zarpa de Flessinga, a las cinco de la mañana, a poco trecho del barco del almirante que llevaba la delantera, y seguido del resto de las unidades.
El embarque: hubo mucho ajetreo durante el domingo, tanto en Middelburgo, como en Arnemuiden, frente al cual yacían anclados los navios, para transportar apresuradamente los bagajes a bordo y a provisionar la flota. El lunes salieron de Arnemuiden, a la meridiana, el medio centenar de bajeles alli retenidos con el fin de estar a buena hora en el puerto y abra de Flessinga. Desde Middelburgo llegaron, por la tarde todos los que le acompañaban, embarcándose, conforme a lo dispuesto, al ponerse el sol, y no saliendo de sus barcos hasta que estuvieron en España. La flota era digna de verse, compuesta de unos cuarenta poderosos navíos y de otras embarcaciones ligeras.
La partida: Martes, 8, y primer día del viaje. Fiesta de la Natividad de nuestra señora.La Nao Real, con arreglo a las Ordenanzas, dispara tres cañonazos y uno el barco del almirante, señal convenida para que todos los navíos de la flota se den a la vela.
De la flotilla de barcos ligeros con que contaba la armada ya habían salido algunos la noche anterior para explorar el paso de calais y señalar la derrota.
El navío del rey zarpa de Flessinga, a las cinco de la mañana, a poco trecho del barco del almirante que llevaba la delantera, y seguido del resto de las unidades.